9.-
QUE LOS PENSAMIENTOS MÁS SUBLIMES SON MÁS OBSTÁCULO QUE AYUDA DURANTE EL TIEMPO
DE LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA
Así, pues, has de rechazar toda
conceptualización clara tan pronto como surja, ya que surgirá inevitablemente,
durante la actividad ciega del amor contemplativo. Si no las vences, ellas
ciertamente te dominarán a ti. Pues cuando más desees estar solo con Dios, más
se deslizarán en tu mente con tal cautela que sólo una constante vigilancia las
podrá detectar. Puedes estar seguro de que si estás ocupado con algo inferior a
Dios, lo colocas por encima de ti mientras piensas en ello y creas una barrera
entre ti y Dios. Has de rechazar, por tanto, con firmeza todas las ideas claras
por piadosas o placenteras que sean. Créeme lo que te digo: un amoroso y ciego
deseo hacia Dios sólo es más valioso en sí mismo, más grato a Dios y a los
santos, más provechoso a tu crecimiento y de más ayuda a tus amigos, tanto
vivos como difuntos , que cualquier otra cosa que pudieras hacer. Y resulta mayor
bendición para ti experimentar el movimiento interior de este amor dentro de la
oscuridad de la nube del no-saber que
contemplar a los ángeles y santos y oír el regocijo y la melodía de su fiesta
en el cielo.
¿Te sorprende esto? Se debe solamente a que
no lo has experimentado por ti mismo. Pero cuando lo experimentes, como creo
firmemente que lo harás con la gracia de Dios, entonces podrás entenderlo. Por
supuesto, que en esta vida es imposible ver y poseer plenamente a Dios; pero,
con su gracia y a su tiempo, es posible gustar algo de él tal como es en sí
mismo. Así, pues, entra en esta nube con una gran ansia de él. O más bien,
diría yo, deja que Dios despierte en ti esta ansia y arrójate a él en esta
nube, mientras con la ayuda de su gracia te esfuerzas por olvidar todo lo
demás.
Recuerda que si las ideas claras que
surgen sin querer y que tú rechazas pueden molestarte y apartarte del Señor,
privándote de la experiencia de su amor, mucho más lo harán aquellas que tú
cultivas voluntariamente. Y si el pensamiento de un santo particular o de
alguna realidad puramente espiritual crea un obstáculo a esta actividad, cuanto
más el pensamiento del hombre mortal o de cualquier otro interés material o
mundano. No digo que estos pensamientos, deliberados o indeliberados, sean
malos en sí mismos. Dios me libre de que me entiendas mal. No, lo que he
querido decir es que son un obstáculo más que una ayuda. Pues si buscas de
verdad a Dios solo, nunca encontrarás descanso ni contento en algo inferior a
Dios.
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