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UNA INSTRUCCIÓN PROVECHOSA PARA EVITAR ESTOS ENGAÑOS; QUE EN LA CONTEMPLACIÓN
SE HA DE CONFIAR MÁS EN UN ENTUSIASMO GOZOSO QUE EN LA SIMPLE FUERZA BRUTA
Por el amor de Dios, pues, sé cauto y no
te esfuerces imprudentemente en esta obra. Confía más en un alegre entusiasmo
que en la simple fuerza bruta. Pues cuanto más alegremente procedas, más
humilde y espiritual se hará tu contemplación. Si, por el contrario, te
conduces morbosamente, los frutos resultantes serán toscos y no naturales. Por
eso, sé cauto. En efecto, todo el que pretende acercarse a esta encumbrada
montaña de la oración contemplativa por medio de la simple fuerza bruta, será
arrojado con piedras. Sabes que las piedras son cosas ásperas y secas que
hieren terriblemente cuando golpean. Sin duda que una represión morbosa dañará
tu salud, pues carece del rocío de la gracia y está completamente seca.
Causará, además, un gran daño a tu mente alocada, llevándola a tropezar en
ilusiones diabólicas. Por eso te vuelvo a decir que evites todo impulso no
natural y que aprendas a amar con alegría con una suave y dulce disposición de
cuerpo y de alma. Espera con alegre y modesta finura la iniciativa del Señor y
no trates de arrebatar impacientemente la gracia cual codicioso lebrel muerto
de hambre.
Hablo ahora medio en broma, pero trata
de dominar el agudo y espontáneo suspiro de tu espíritu e intenta ocultar el
ansia de tu corazón a los ojos del Señor. Quizá desprecies esto que te digo
como algo infantil y frívolo, pero créeme, quien tenga la luz para entender lo
que estoy diciendo y la gracia de seguirlo, experimentará, en efecto, las
delicias de los gozos del Señor. Pues como un padre que juguetea con su hijo,
estrechará y besará a quien viene a él con un corazón de niño.
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