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DE DOS RECURSOS ESPIRITUALES QUE PUEDEN APROVECHAR LOS PRINCIPIANTES EN LA
CONTEMPLACIÓN
Te diré también un poco sobre dos
técnicas para dominar las distracciones. Pruébalas y mejóralas si puedes.
Cuando te sientas molestados por
pensamientos impertinentes, trata de no enterarte de su presencia ni de cómo se
han colocado entre ti y tu Dios. Mira más allá de ellos -por encima de sus
hombros, como si dijéramos- como si estuvieras contemplando algo distinto, como
así es de verdad. Pues más allá de ellos está oculto Dios en la oscura nube del no-saber. Haz esto y estate
seguro de que pronto te sentirás aliviado de la angustia que te producen. Te
puedo garantizar la ortodoxia de esta técnica, porque en realidad significa un
anhelo hacia Dios, un ansia de verlo y gustarlo en cuanto es posible en esta
vida. Y un deseo como este ya es amor, que siempre trae paz.
Existe otra estrategia que deberías
intentar también. Cuando te sientas totalmente exhausto de luchar contra tus
pensamientos, dite a ti mismo: "Es inútil luchar más contra ellos", y
después ríndete a sus pies como un cobarde o cautivo. Pues, al hacer esto, te
encomiendas a Dios en medio de tus enemigos y admites la radical impotencia de
tu naturaleza. Te aconsejo que recuerdes esta estratagema particular, pues al
emplearla te haces completamente dócil en las manos de Dios. Y, ciertamente
cuando esta actitud es auténtica, equivale a un autoconocimiento, ya que te ves
a ti mismo como realmente eres, una miserable y corrompida criatura, menos que
nada sin Dios. Es, en realidad, una humildad experiencial. Cuando Dios te ve
apoyado sólo en esta verdad, no puede menos que apresurarse a ayudarte
desquitándose en tus enemigos. Luego como padre que corre a rescatar a su hijo
pequeño de las mandíbulas del jabalí o de los osos salvajes, te cogerá y te
estrechará en sus brazos, enjugando tiernamente tus lágrimas espirituales.
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