71.-
QUE ALGUNAS PERSONAS EXPERIMENTAN LA PERFECCIÓN DE LA CONTEMPLACIÓN EN RAROS
MOMENTOS DE ÉXTASIS, LLAMADOS "RAPTOS", MIENTRAS QUE OTRAS LO
EXPERIMENTAN CUANDO ESTÁN EN MEDIO DE SU TRABAJO RUTINARIO DE CADA DÍA
Algunos creen que la contemplación es
una experiencia tan difícil y tan terrible que ningún hombre puede lograrla sin
una gran lucha y que sólo raras veces se goza de ella en los momentos de
éxtasis llamados raptos. Contestaré a estas personas lo mejor que pueda.
La verdad es que Dios, en su sabiduría,
determina el curso y el carácter de la dirección contemplativa de cada uno,
según los talentos y los dones que le ha dado. Es cierto que algunas personas
no llegan a la contemplación sin pasar por un largo y difícil proceso
espiritual, y aun entonces sólo raras veces conocen su perfección en la delicia
del éxtasis llamado rapto. Hay otros, sin embargo, tan transformados
espiritualmente por la gracia, que han llegado a una intimidad tan grande con
Dios en la oración, que parecen poder estar en profundo abismamiento, o volver
a él cuando quieren, aun en medio de su rutina diaria, ya estén sentados, de
pie, caminando o de rodillas. Se las arreglan para mantener el pleno control y
uso de sus facultades físicas y espirituales en todo momento, no sin alguna
dificultad quizá, pero no mucha.
En Moisés tenemos un tipo de
contemplativo de la primera clase, y en Aarón un tipo de la segunda. El Arca de
la Alianza representa la gracia de la contemplación, y los hombres cuya vida
estuvo más vinculada al Arca (como refiere la historia) representan a los
llamados a la contemplación. Hablando con más propiedad, el Arca simboliza los
dones de la contemplación, pues así como el Arca contenía todas las joyas y
tesoros del templo, de la misma manera este pequeño amor dirigido hacia Dios en
la nube del no-saber contiene todas las virtudes del espíritu humano, que, como
sabemos, es el templo de Dios.
Antes de que fuera dado contemplar el Arca y
recibiera su diseño, Moisés tuvo que subir el largo y penoso sendero de la
montaña y morar en ella rodeado por una oscura nube durante siete días. Al
séptimo día, el Señor le mostró el diseño para la construcción del Arca. Moisés
perseveró en esta dura tarea, y en la tardía iluminación que finalmente recibió
podemos ver el modelo de los que parecen tener que sufrir mucho antes de llegar
a las cimas de la contemplación y sólo raras veces pueden disfrutarla en
plenitud.
Lo que Moisés ganó con tanto esfuerzo y
disfrutó tan raras veces, lo consiguió
Aarón al parecer con poco trabajo. Pues
su oficio de sacerdote le permitía entrar en el Santo de los Santos y
contemplar el Arca tantas veces como quería. Aarón, pues, representa a las
personas que he mencionado arriba y que por su sabiduría espiritual y la
asistencia de la gracia divina gozan del fruto perfecto de la contemplación
tantas veces como quieren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario