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QUE EN EL CAMINO ESPIRITUAL DIOS CONTESTARÁ POR Y CUIDARÁ DE TODOS AQUELLOS QUE
NO ABANDONAN SU CONTEMPLACIÓN PARA RESPONDER POR CUIDARSE DE SÍ MISMOS
Te aseguro que si con la gracia de Dios
y un consejo fiable nos esforzamos con toda el alma en modelar nuestro amor y
nuestra imagen de los de María Magdalena, nuestro Señor nos defenderá como la
defendió a ella. Todo el que piense o hable contra nosotros sentirá el reproche
del Señor en lo secreto de su conciencia. Esto no quiere decir que no tendremos
nada que aguantar. Tendremos que sufrir mucho, como María. Pero digo que si no
prestamos atención a ello y proseguimos pacíficamente nuestra obra
contemplativa a pesar de las críticas, como ella lo hizo, nuestro Señor
reprenderá a los que nos hieren en lo
profundo de sus corazones. Si son personas sinceras y abiertas, no dudarán en
sentirse avergonzadas de sus pensamientos y palabras en pocos días.
Y así como él vendrá en nuestra ayuda
espiritual, de la misma manera incitará a otros a procurarnos comida y vestido
y satisfará las necesidades de la vida cuando vea que no dejamos la obra del amor
para atender a tales cosas por nosotros mismos. Digo esto especialmente para
refutar a los que erróneamente sostiene que nadie se puede dedicar a la vida
contemplativa sin haber provisto antes a todas sus necesidades materiales.
Dicen: "dios envía la vaca, pero no por el cuerno". Pero interpretan
falsamente a Dios y ellos lo saben. Pues Dios nunca defrauda a los que
verdaderamente abandonan los intereses mundanos para dedicarse a él. Puedes
estar cierto de esto: él proporcionará una de las dos cosas a sus amigos. O
recibirán en abundancia todo lo que necesiten, o les dará aguante físico y un
corazón paciente para soportar la necesidad. ¿Qué más da que haga lo uno o lo
otro? Le es todo lo mismo al verdadero contemplativo. Todo el que pone en duda
esto, demuestra que el maligno ha robado la fe de su corazón o que todavía no
está totalmente entregado a Dios como debiera, a pesar de ingeniosas y
estudiadas apariencias en contrario.
Vuelvo a repetir una vez más a todo
aquel que quiera ser un auténtico contemplativo como María: deja que sea la
maravillosa trascendencia y bondad de Dios la que te enseñe la humildad, mejor
que el pensamiento de tus propios pecados, pues entonces tu humildad será
perfecta. Atiende más a la soberanía absoluta de Dios que a tu propia miseria.
Y recuerda que los que son preferentemente humildes no carecerán de nada de
cuanto necesitan, sea en el orden espiritual o material. Dios les pertenece y
él es su todo. Quien posee a Dios, como atestigua este libro, no necesita otra
cosa en esta vida.
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