domingo, 12 de abril de 2015

LA NUBE DEL NO-SABER.- 23.



23.- QUE EN EL CAMINO ESPIRITUAL DIOS CONTESTARÁ POR Y CUIDARÁ DE TODOS AQUELLOS QUE NO ABANDONAN SU CONTEMPLACIÓN PARA RESPONDER POR CUIDARSE DE SÍ MISMOS

Te aseguro que si con la gracia de Dios y un consejo fiable nos esforzamos con toda el alma en modelar nuestro amor y nuestra imagen de los de María Magdalena, nuestro Señor nos defenderá como la defendió a ella. Todo el que piense o hable contra nosotros sentirá el reproche del Señor en lo secreto de su conciencia. Esto no quiere decir que no tendremos nada que aguantar. Tendremos que sufrir mucho, como María. Pero digo que si no prestamos atención a ello y proseguimos pacíficamente nuestra obra contemplativa a pesar de las críticas, como ella lo hizo, nuestro Señor reprenderá a  los que nos hieren en lo profundo de sus corazones. Si son personas sinceras y abiertas, no dudarán en sentirse avergonzadas de sus pensamientos y palabras en pocos días.
Y así como él vendrá en nuestra ayuda espiritual, de la misma manera incitará a otros a procurarnos comida y vestido y satisfará las necesidades de la vida cuando vea que no dejamos la obra del amor para atender a tales cosas por nosotros mismos. Digo esto especialmente para refutar a los que erróneamente sostiene que nadie se puede dedicar a la vida contemplativa sin haber provisto antes a todas sus necesidades materiales. Dicen: "dios envía la vaca, pero no por el cuerno". Pero interpretan falsamente a Dios y ellos lo saben. Pues Dios nunca defrauda a los que verdaderamente abandonan los intereses mundanos para dedicarse a él. Puedes estar cierto de esto: él proporcionará una de las dos cosas a sus amigos. O recibirán en abundancia todo lo que necesiten, o les dará aguante físico y un corazón paciente para soportar la necesidad. ¿Qué más da que haga lo uno o lo otro? Le es todo lo mismo al verdadero contemplativo. Todo el que pone en duda esto, demuestra que el maligno ha robado la fe de su corazón o que todavía no está totalmente entregado a Dios como debiera, a pesar de ingeniosas y estudiadas apariencias en contrario.
Vuelvo a repetir una vez más a todo aquel que quiera ser un auténtico contemplativo como María: deja que sea la maravillosa trascendencia y bondad de Dios la que te enseñe la humildad, mejor que el pensamiento de tus propios pecados, pues entonces tu humildad será perfecta. Atiende más a la soberanía absoluta de Dios que a tu propia miseria. Y recuerda que los que son preferentemente humildes no carecerán de nada de cuanto necesitan, sea en el orden espiritual o material. Dios les pertenece y él es su todo. Quien posee a Dios, como atestigua este libro, no necesita otra cosa en esta vida.

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