domingo, 12 de abril de 2015

LA NUBE DEL NO-SABER.- 13.



13.- DE LA NATURALEZA DE LA HUMILDAD; CUÁNDO ES PERFECTA Y CUÁNDO ES IMPERFECTA

Consideremos, pues, la virtud de la humildad de forma por qué es perfecta cuando Dios solo es su fuente y por qué es imperfecta cuando surge de otra fuente aun cuando Dios pudiera ser la principal. Trataré de explicar primero lo que es la humildad en sí misma y después será más fácil captar la diferencia.
Un hombre es humilde cuando permanece en la verdad con un conocimiento y apreciación de sí mismo tal cual es. Y de hecho, cualquiera que se vea y experimente tal como real y verdaderamente es, no tendrá dificultad alguna en ser humilde, pues dos cosas le aparecerán muy claras. En primer lugar, verá claramente la degradación, miseria y flaqueza de la condición humana, fruto del pecado original. De estos efectos del pecado original el hombre nunca se verá totalmente libre en esta vida, por santo que llegue a ser. En segundo lugar, tendrá que reconocer la bondad trascendente de Dios tal como es en sí mismo y en su rebosante y superabundante amor hacia el hombre. Ante tan gran bondad y amor la naturaleza tiembla, los sabios tartamudean como locos, y los ángeles y santos quedan cegados por su gloria. Tan abrumadora es la revelación de la naturaleza de Dios, que si su poder no los sostuviera, no me atrevo a pensar qué sucedería.
La humildad engendrada por este conocimiento experimental de la bondad y del amor de Dios la llamo perfecta, porque es una actitud que el hombre mantendrá incluso en la eternidad. Pero la humildad que surge de una comprensión realista de la condición humana la considero imperfecta, porque no sólo desaparecerá en la muerte juntamente con su causa, sino que en esta misma vida no siempre será operativa. Pues a veces las personas muy avanzadas en la vida contemplativa pueden recibir de Dios tal gracia que de repente se sientan totalmente fuera de sí mismas y sin pensar o preocuparse por si son santas o pecadoras. Los contemplativos ya adelantados pueden experimentar esto con mayor o menor frecuencia, según la sabiduría de Dios, pero en cualquier caso, a mi juicio, es un fenómeno pasajero. Durante este tiempo, sin embargo, aunque pueden perder todo interés o preocupación por sus pecados o virtudes, no pierden el sentido del inmenso amor y bondad de Dios y, por tanto, tienen humildad perfecta. Por otra parte, si el primer motivo es operativo, aunque sea de modo secundario, sólo tienen humildad imperfecta. No estoy sugiriendo, sin embargo, que se dé del lado del primer motivo. No quiera Dios que me entiendas mal, pues estoy convencido de que las dos cosas son provechosas y necesarias en esta vida.

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