domingo, 12 de abril de 2015

LA NUBE DEL NO-SABER.- 22.



22.- DEL MARAVILLOSO AMOR QUE CRISTO TUVO POR MARÍA MAGDALENA, QUE REPRESENTA A TODOS LOS PECADORES  VERDADERAMENTE ARREPENTIDOS Y LLAMADOS A LA CONTEMPLACIÓN

Dulce fue el amor entre María y Jesús. ¡Cómo le amaba! ¡Y cuánto más la amaba él! No tomes el relato evangélico a la ligera como si fuera un cuento superficial. Describe su mutua relación con toda verdad. Al leerlo, ¿quién no ve que ella le amaba intensamente, sin reservarse nada de su amor y rechazando a cambio toda comodidad que no fuera la de su amor? Es la misma María que le buscó llorando ante la tumba aquella primera mañana de Pascua. Los ángeles le hablaron entonces suavemente: "No llores, María", le dijeron. "Pues el Señor a quien buscas ha resucitado, como dijo. Va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis con sus discípulos, como os prometió". Pero los mismos ángeles fueron incapaces de tranquilizarla o de detener sus lágrimas. Difícilmente podían los ángeles confortar a quien había salido al encuentro del Rey de los ángeles.
¿Debo continuar? Sin duda, cualquiera que estudie la Escritura encontrará muchos ejemplos del amor total de María hacia Cristo registrados allí para nuestro provecho. Ellos confirmarán lo que vengo diciendo. De hecho, podría pensarse que fueron escritos especialmente para los contemplativos. Y así lo fueron para todo aquel que tenga el suficiente discernimiento para ver. Cualquiera que reconozca en el amor hermoso y personal de nuestro Señor hacia María Magdalena el amor maravilloso e incomparable que tiene por todos los pecadores arrepentidos y dedicados sinceramente a la contemplación, habrá de reconocer por qué no pudo tolerar que ninguno -ni siquiera su hermana- hablara contra ella sin salir él mismo en su defensa. Sí, y todavía hizo más. Pues en otra ocasión increpó a su huésped (anfitrión), Simón el Leproso, en su misma casa, por el simple hecho de haber pensado mal de ella. Grande en verdad fue su amor; ciertamente no fue superado. [El autor unifica a varias de las pecadoras del evangelio, hoy la exégesis opina de otra manera, pero esto no afecta al sentido del mensaje: El amor de Jesús por los pecadores arrepentidos].

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