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DEL MARAVILLOSO AMOR QUE CRISTO TUVO POR MARÍA MAGDALENA, QUE REPRESENTA A
TODOS LOS PECADORES VERDADERAMENTE
ARREPENTIDOS Y LLAMADOS A LA CONTEMPLACIÓN
Dulce fue el amor entre María y Jesús. ¡Cómo
le amaba! ¡Y cuánto más la amaba él! No tomes el relato evangélico a la ligera
como si fuera un cuento superficial. Describe su mutua relación con toda
verdad. Al leerlo, ¿quién no ve que ella le amaba intensamente, sin reservarse
nada de su amor y rechazando a cambio toda comodidad que no fuera la de su
amor? Es la misma María que le buscó llorando ante la tumba aquella primera
mañana de Pascua. Los ángeles le hablaron entonces suavemente: "No llores,
María", le dijeron. "Pues el Señor a quien buscas ha resucitado, como
dijo. Va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis con sus discípulos, como
os prometió". Pero los mismos ángeles fueron incapaces de tranquilizarla o
de detener sus lágrimas. Difícilmente podían los ángeles confortar a quien
había salido al encuentro del Rey de los ángeles.
¿Debo continuar? Sin duda, cualquiera
que estudie la Escritura encontrará muchos ejemplos del amor total de María
hacia Cristo registrados allí para nuestro provecho. Ellos confirmarán lo que
vengo diciendo. De hecho, podría pensarse que fueron escritos especialmente
para los contemplativos. Y así lo fueron para todo aquel que tenga el
suficiente discernimiento para ver. Cualquiera que reconozca en el amor hermoso
y personal de nuestro Señor hacia María Magdalena el amor maravilloso e
incomparable que tiene por todos los pecadores arrepentidos y dedicados
sinceramente a la contemplación, habrá de reconocer por qué no pudo tolerar que
ninguno -ni siquiera su hermana- hablara contra ella sin salir él mismo en su defensa.
Sí, y todavía hizo más. Pues en otra ocasión increpó a su huésped (anfitrión),
Simón el Leproso, en su misma casa, por el simple hecho de haber pensado mal de
ella. Grande en verdad fue su amor; ciertamente no fue superado. [El autor
unifica a varias de las pecadoras del evangelio, hoy la exégesis opina de otra
manera, pero esto no afecta al sentido del mensaje: El amor de Jesús por los
pecadores arrepentidos].
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