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QUE LOS QUE CONDENAN EL PECADO CON CELO INDISCRETO QUEDAN BURLADOS
El enemigo puede, además, engañar a
ciertas personas con otras trampas insidiosas. Les puede incitar con celo a
mantener la ley de Dios desarraigando el pecado del corazón de otras personas.
No vendrá nunca derecho a tentarlos con algo obviamente pecaminoso. Por el
contrario, los incitará a asumir el papel de prelados celosos que supervisan
todos los aspectos de la vida cristiana, como abad que inspecciona a sus
monjes. Reprende a todos y a cada uno por sus faltas, como si fuera un pastor
legítimamente constituido. Siente que debe echarles en cara hasta la ira de
Dios que se manifiesta por él, y sostiene que es impelido por el amor de Dios y
el fuego de la caridad fraterna. Pero en realidad miente, pues es el fuego del
infierno en su cerebro e imaginación lo que le incita.
Lo que sigue parece confirmar esto. El
demonio es un espíritu que, como los ángeles, no tiene cuerpo. Pero siempre que
con el permiso de Dios él (o cualquier ángel) toma un cuerpo para tratar con
los hombres, el cuerpo que elige refleja de alguna manera la naturaleza de su
misión. Vemos esto en la Sagrada Escritura. Tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento encontramos que, cuando un ángel era enviado para cualquier
obra, su cuerpo o su nombre reflejaba su mensaje espiritual. De la misma
manera, siempre que el enemigo toma forma humana, alguna cualidad de su cuerpo
reflejará su intención.
Un ejemplo concreto ilustra esto muy
bien. Ha aprendido de algunos de los estudiantes de nigromancia (culto que
enseña la comunicación con los espíritus malignos), y de otros a los que se les
ha aparecido el diablo en forma humana, el tipo de cuerpo que precisamente
suele adoptar. Me han dicho que cuando se aparece, normalmente acostumbra tener
un solo orificio nasal ancho y espacioso, y que puede fácilmente volver su
cabeza hacia atrás de manera que el hombre puede ver directamente su cerebro,
que aparece como el fuego del infierno. Un demonio no puede tener otro cerebro,
y se da por muy satisfecho si puede inducir al hombre a contemplarle, pues la
visión sacará al ser humano fuera de sí para siempre. (El aprendiz experto en
magia negra sabe muy bien esto y, por ello, toma las precauciones debidas, para
no ponerse en peligro él mismo).
Así, pues, cuando el demonio asume un
cuerpo, puede estar seguro de que este reflejará de alguna manera su intención.
En el caso de falso celo que estamos considerando, inflama de tal manera la
imaginación de sus contemplativos con el fuego del infierno, que repentina e
imprudentemente se desatarán con presunción increíble. Se arrogan a sí mismos
el derecho de amonestar a otros, con frecuencia de una manera cruel y
precipitada. Y todo porque sólo tienen un único orificio nasal espiritual. La
división de la nariz del hombre en dos fosas sugiere que debe poseer un
discernimiento espiritual que le permita decidir lo bueno de lo malo, lo malo
de lo peor, y lo bueno de lo mejor antes de formular un juicio. (Por cerebro
entiendo la imaginación espiritual, pues según la naturaleza la imaginación
reside y funciona en la cabeza).
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