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QUE EN EL RECTO ORDEN DE LA NATURALEZA LA CARNE ESTÁ SUJETA AL ESPÍRITU Y NO
VICEVERSA
A la vez, cuando arrastrados por el
Espíritu levantamos nuestros ojos y nuestras manos hacia los cielos donde
brillan las estrellas, alabamos a Dios en un hermoso gesto de devoción. Si el
Espíritu Santo inspira en nosotros tal plegaria, debemos seguirle. Pero, por
otra parte, no debemos preocuparnos del gesto, porque todo gesto físico ha de
sujetarse al espíritu y no viceversa.
La ascensión de nuestro Señor lo pone de
manifiesto. En su divinidad, Jesús nunca estuvo (ni pudo estar) separado de
Dios. Pero cuando, estando en la tierra, le llegó la hora prevista del volver
al Padre, retornó al Padre corporalmente en su humanidad. Sí, revestido de
poder y de la fuerza del Espíritu, él, como una sola persona, volvió al Padre
en su humanidad. Este misterio quedó expresado de la manera más adecuada por su
ascensión hacia arriba.
De una forma similar, aunque menos
completa, han de experimentar la verdadera relación de la materia con el
espíritu aquellos que generosamente se entregan a la obra interior del amor que
hemos descrito en este libro. Aun cuando el contemplativo no se dé cuenta de
ello de una manera consciente, su cuerpo queda influenciado por la disposición
de su espíritu. Pues cuando se recoge para comenzar esta actividad, su cuerpo,
que quizá estuvo postrado en una postura indolente, se recoge súbitamente en
una postura de atención y alerta. La alerta interior de su espíritu afecta a la
disposición exterior de su cuerpo, y con qué precisión.
Es propio de la dignidad del hombre
estar erecto, su rostro vuelto hacia las estrellas y no hacia la tierra como
las bestias, pues es la más excelsa de las obras de Dios. La nobleza de su
destino espiritual, que le llama a llegar espiritualmente hacia Dios, se
refleja en el porte y dignidad de su postura erecta. Pero, fíjate bien. Dije
que llega "espiritualmente" a Dios, no físicamente. Pues, ¿puede un
espíritu no material ser dirigido de acá para allá como algo físico? De ninguna
manera.
Sé, por tanto, prudente para no
interpretar lo espiritual en términos materiales. Es necesario usar palabras
como "arriba", "abajo", "dentro",
"fuera", "detrás", "delante",
"izquierda" y "derecha". Pues por espiritual que pueda ser
nuestro tema, nosotros somos hombres y debemos apoyarnos en el vocabulario del
lenguaje humano ordinario para comunicarnos. El lenguaje pertenece al reino de
la materia porque nuestras palabras derivan de la experiencia humana y se
pronuncian con la lengua física. ¿Significa esto, sin embargo, que hayan de
entenderse en un sentido literal? Por supuesto que no. Como seres humanos, podemos
ir más allá de su significación inmediata y captar el significado espiritual
que comporta a otro nivel.
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