domingo, 12 de abril de 2015

LA NUBE DEL NO-SABER.- 4A.



4.- DE LA SIMPLICIDAD A LA CONTEMPLACIÓN; QUE NO SE HA DE ADQUIRIR POR EL CONOCIMIENTO O LA IMAGINACIÓN

A.- Acabo de describir un poco lo que supone la actividad contemplativa. Ahora quiero estudiarla con más detenimiento, tal como yo la entiendo; a fin de que puedas proceder en ella con seguridad y sin errores.
Esta actividad no lleva tiempo aun cuando algunas personas crean lo contrario. En realidad es la más breve que puedas imaginar; tan breve como un átomo (medida medieval más pequeña del tiempo), que a decir de los filósofos es la división más pequeña del tiempo. El átomo es un momento tan breve e integral que la mente apenas si puede concebirlo. No obstante, es de suma importancia, pues de esta medida mínima de tiempo se ha escrito: "Habréis de responder de todo el tiempo que os he dado". Y esto es totalmente exacto, pues tu principal facultad espiritual, la voluntad, sólo necesita esta breve fracción de un momento para dirigirse hacia el objeto de su deseo.
Si por la gracia fueras restablecido a la integridad que el hombre poseía antes de pecar, serías dueño total de estos impulsos. Ninguno de ellos se extraviaría, sino que volaría al único bien, meta de todo deseo, Dios mismo. Pues Dios nos creó a su imagen y semejanza, haciéndonos iguales a él, y en la Encarnación se vació de su divinidad, haciéndose hombre como nosotros. Es Dios, y sólo él, quien puede satisfacer plenamente el hambre y el ansia de nuestro espíritu, que, transformado por su gracia redentora, es capaz de abrazarlo por el amor. Él, a quien ni hombre ni ángeles pueden captar por el conocimiento, puede ser abrazado por el amor. El intelecto de los hombres y de los ángeles es demasiado pequeño para comprender a Dios tal cual es en sí mismo.
Intenta comprender este punto. Las criaturas racionales, como los hombres y los ángeles, poseen dos facultades principales: la facultad de conocer y la facultad de amar.
Nadie puede comprender totalmente a Dios increado con su entendimiento; pero cada uno, de maneras diferentes, puede captarlo plenamente por el amor. Tal es el incesante milagro del amor: una persona que ama, a través de su amor, puede abrazar a Dios, cuyo ser llena y trasciende la creación entera. Y esta maravillosa obra de amor dura para siempre, pues aquel a quien amamos es eterno. Cualquiera que tenga la gracia de apreciar la verdad de lo que estoy diciendo, que se tome a pecho mis palabras, pues experimentar este amor es la alegría de la vida eterna y perderlo es el tormento eterno.

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